Somos la generación Z, si, así es como nos llaman, entramos en ella los nacidos en la década de los 90 y principios del 2000, se dice que nuestra generación que es el futuro, estoy muy orgullosa de ser parte de ellos.

Quería hablar sobre nosotros, los adolescentes de entre 13 y 19 años.

Como todos sabéis 2020 no ha sido el mejor año de nuestras vidas.

Me llamo Sofía y tengo 16 años, en junio de ese año terminé mi formación secundaria y no solo no pude hacer mi fiesta de graduación, como muchos de mis amigos, sino que también perdimos el bonito viaje a Paris que teníamos ya organizado y pagado.

Son muchos años compartiendo desde la guardería cuando apenas empezábamos a dar los primeros pasos y es que toda esa vivencia compartida se sella con la fiesta de graduación y el viaje.

Lamentablemente no ha podido ser, y ya no volverá esa posibilidad porque si bien habrá muchas oportunidades de hacer viajes y acudir a fiestas, este no se hará, cada uno de mis amigos han elegido carreras diferentes, y con algunos nos seguiremos viendo, pero con otros quizás la vida nos haga reencontrar en el camino.

Siento que nos han robado un año de amores y desamores tan importante para nuestra adolescencia.

Todo el mundo nos dice, “dichosos de ustedes que tienen las video llamadas” para nosotros eso es normal, estamos acostumbrados a ello, pero nos ha faltado el contacto físico, los abrazos, los besos, los enfados, las expresiones de un simple toque del brazo que quiere decir “mira eso” todo eso nos ha faltado y mas.

Adolescentes en la pandemia 1
Photo by Sebastian Ervi on Unsplash

Quedar para ir a la discoteca y todo el ritual que conlleva los preparativos, mirar que ropa nos vamos a poner, que maquillaje nos vamos a hacer y reírnos mucho de todo y de nada, porque los adolescentes somos así, nos reímos porque si, simplemente porque nos miramos.

Todos hemos sufrido la misma pandemia, mismo confinamiento, pero para nosotros los adolescentes, estamos en una etapa de la vida donde nos gusta salir, hacer deporte, estar activos durante el día y llegar a la noche rendidos del cansancio por haber tenido un día intenso, dormir entre 8 y 10 horas y levantarnos medio dormidos para ir a estudiar, renegar por ello, aunque sabemos que es nuestra obligación, pero los adolescentes somos así.

Lo que les puedo decir que realmente lo hemos pasado muy mal en esta pandemia y esperemos que no se repita nunca mas.

Normalidad

Éramos felices sin saberlo,

cuando comenzó todo.

Poco sabíamos apreciar, 

la libertad que teníamos delante.

Silencio, fuera, silencio y nada más.

Las diez, no hay nadie.

Visión fantasmal y lúgubre luz,

aparece delante mío.

Los árboles sin hojas,

no hacen ruido con el viento.

Un perro y su dueño aprovechan

los segundos de libertad que les quedan.

Rostros irreconocibles, sólo ojos,

miradas, faltos de risa.

Imagino, detrás de la tela,

su boca sonriente.

Quince días detrás del vidrio.

Despierto cada día,

y la pesadilla sigue aquí.

En la ventana: “todo irá bien”.

Ya no hay besos ni abrazos,

sólo un toque de codos. 

Los abuelos solos y tristes,

a sus familiares ya no ven más.

A pasado un año, ya no aplauden.

La nueva normalidad,

ahora no parece tan extraña.

Resistiré, resistiremos.

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