La importancia de quererse

¿Yo me quiero? ¿Cuánto me quiero?

El quererse está ligado al auto conocimiento y la auto aceptación. No se puede querer a quien no se conoce y no se acepta. Eso significa incursionar por nuestras zonas luminosas, pero también, por nuestras sombras e imperfecciones. Y amarnos con ellas.

Es el camino hacia el cambio, el aprendizaje y el crecimiento personal y por lo tanto, el fortalecimiento de nuestra autoestima.

Sí alguna vez has dicho: Yo soy así. Pregúntate: ¿Siempre? ¿Con quien sí? ¿Con quién no? ¿En qué etapa de la vida estoy? ¿Soy la misma que cuando era niña o adolescente? ¿Cómo me he transformado con las crisis y los duelos? ¿Con los logros? ¿Con los amores y desamores? ¿Cuándo me he sentido debilitada? ¿Cuánto me he fortalecido? Así es también el amor propio, oscila con los años y las situaciones. Está en constante construcción.

Somos en el vínculo con el otro. Somos nosotros en situación, somos nosotros con nuestra historia y experiencias. Aunque nuestra esencia se mantenga.

Autoestima me quiero mucho, poquito o nada 1
Photo by Edu Grande on Unsplash

¿Ante qué situaciones me quiero más o me quiero menos? 

La dinámica de la vida nos va modificando. Hay un antes y un después en algunas situaciones vividas y vínculos construidos, que nos van transformando.

La autoestima también está determinada por falsas creencias, modelos, prejuicios, mandatos familiares y sociales, que nos condicionan sobre cómo debo ser, cómo deben ser las cosas y a partir de esto, interpretamos la realidad y nos auto valoramos.

¿Le damos demasiada importancia a lo que la gente piensa y espera de nosotros? ¿Qué pensamos y esperamos de nosotros mismos?

¿Alguna vez ejerciste el auto boicot? ¿Sentiste que no merecías que te pasaran cosas buenas? 

Una autoestima elevada nos permite merecernos lo mejor para nosotros.

Perdonémonos a nosotros mismos. Es parte de nuestra naturaleza humana cometer errores. Nadie es perfecto. Cuando te encuentres reprochándote por cómo resolviste una situación, ten presente siempre, que lo que hicimos fue lo que pudimos hacer en ese momento. Aceptémonos aquí y ahora, con la auto responsabilidad de aprender de los errores.

Si bien es importante ver qué admiramos en otros, es igualmente importante ver qué admiramos en nosotros y qué admiran de nosotros, los otros. Respetemos nuestras opiniones, reconociendo que los otros son diferentes y pueden pensar distinto.

Autoestima me quiero mucho, poquito o nada 2
Photo by Lidya Nada on Unsplash

La felicidad está condicionada a cómo interpretamos las situaciones y acontecimientos. Propongámonos como objetivo, buscar dentro nuestro la felicidad teniendo presente que ésta no es un estado permanente.

Aceptemos la vida como compuesta por momentos mejores y peores.

Entre el Ideal de autoestima con el que nos medimos y quienes somos, no debe haber un abismo. Démonos el permiso para expresar nuestras emociones: amor, odio, enojo, tristeza, miedo, esperanza.

Intentemos poner en cuestión el sentimiento de justicia – injusticia. Nuestras acciones determinan resultados, aún cuando a pesar del esfuerzo no sean los mejores. El cambio es posible si nos amigamos con quien somos, con nuestra historia, con nuestras virtudes y defectos. Con lo que podemos cambiar y lo que no, aceptarlo y así, aprender a querernos.

El amor propio nos habilita a establecer límites claros, coherencia entre pensamiento y acción, vincularnos desde el respeto hacia nosotros y los otros.

¿Haces algo que realmente te guste?
¿Te das el tiempo, el espacio?
¿Admites los elogios?

La autoestima nos lleva hacia el camino de la Independencia, da luz al sentido de la vida. Nos permite concretar objetivos y proyectos individuales y compartidos, vincularnos sanamente, brindarle a nuestro cuerpo y alma el cuidado que se merece.

Tomemos las riendas de nuestra propia vida!

Cultivemos nuestra autoestima.

Facebook
Twitter
LinkedIn

Deja un comentario