El punto de partida de la educación sexual

El punto de partida de la educación sexual

Empecemos por el principio. Si queremos educar a nuestros hijos e hijas de una manera sana y positiva en su proceso de desarrollo sexual, deberíamos comenzar por situarnos y ver dónde nos posicionamos nosotros mismos ante la sexualidad humana.

Qué entendemos y cuáles son nuestros principios al respecto. Únicamente haciendo un ejercicio de auto reflexión estaremos en condiciones de ofrecer una educación acorde con nuestros valores, sean unos u otros.

La importancia de nuestra propia biografía

¿Cómo fue en nuestra casa la educación con relación al cuerpo y la desnudez? ¿Qué conversaciones se dieron en nuestra infancia en cuanto a la sexualidad? ¿Cuáles no tuvieron lugar? ¿Se acuerdan de qué teorías de la concepción se hacía uso en la época? ¿Cómo nos explicaron cómo vienen los bebés al mundo? ¿Se acuerdan en su infancia de situaciones de masturbación o juegos de médicos y enfermeras? ¿Dónde recibieron educación sexual, en casa o en la escuela?

En mi casa no vi nunca una educación en materia sexual de manera proactiva, tampoco un mundo lleno de tabús, pero sí recuerdo no haber visto desnudos a mis padres jamás. Tampoco se trata de ir todos como si de un camping nudista se tratase, pues cada hogar es un mundo y cada familia se autogobierna como quiere.

Pero tener una mentalidad u otra lo que sí hace es educar en una dirección concreta, si es esta la mejor o no…

En mi época se oía mucho de la cigüeña aún, ya las abejitas y el polen creo que no tocaron en mi casa, pero hablar del tema sí se entendía como algo “pernicioso”.

Tener interés por la concepción, el coito e incluso los genitales, era visto como algo singular, porque de esas cosas, si no era al más puro nivel fisiológico y con una funcionalidad totalmente orgánica no se hablaba. Y aun así, te criticaban por saberte estos temas al dedillo, como era mi caso.

Ya no hablemos de enseñarse los genitales con otros niños y niñas en el parvulario. Eso ya era motivo de vergüenza para los padres, que sus hijos e hijas hicieran algo así. ¡Madre mía! ¡De dónde habrá sacado mi niño estas ideas! Como si no fuera un proceso de curiosidad y descubrimiento totalmente normal en esa edad.

Todas estas preguntas y muchas más son adecuadas para irse al pasado, reflexionar un poco acerca de lo que recibimos y ver si queremos educar a nuestros hij@s de una manera similar o por el contrario hacer las cosas diferentes de como las hicieron con nosotros.

Nuestros límites: Dónde empieza y acaba nuestro propio pudor

Algo muy importante es no olvidar que nosotros como padres y madres también tenemos nuestros propios límites. También nos debemos a nosotros.

Si partimos de ahí estaremos enseñando a nuestros hijos e hijas a respetar los suyos y los de los demás. Yo siempre abro mis formaciones con el tema de la auto reflexión y la atención hacia uno mismo, como punto de partida imprescindible para educar.

Ese proceso de introspección nos lleva a saber de nosotros, a conocernos, a sacar nuestros fantasmas, a tratar nuestras dificultades ante la sexualidad, o nuestras carencias, o nuestras convicciones…. en definitiva a saber de dónde partimos para saber a dónde queremos llegar y cómo queremos acompañar a nuestros hijos.

La escuela junto con la familia como agente educador

En la escuela tratar el tema de las sexualidad humana debería ser además material troncal, si entendemos la sexualidad como algo más que un tema estrictamente biológico.

Lo de la reproducción ya se nos quedó un poco corto. Niños y niñas deberían conocer que los genitales sirven para algo más que para reproducirse. Pero no sólo eso, sino yendo mucho más allá, la sexualidad humana abarca un abanico muy amplio de conceptos que no deberían quedar ajenos al aprendizaje de los niñ@s : límites, orientación sexual, identidad sexual o de género, sentimientos, respeto, tolerancia, autoconocimiento, etc.

Sí sí, todo eso es educación sexual, o como hoy se le llama: afectivo-sexual o sexualidad integral, para con ello enfatizar que cuando hablamos de sexualidad no sólo reducimos las cosas a un pene y una vagina.

En resumen, sin duda alguna las vivencias que tuvimos influyen y determinan en gran medida nuestra idea de la sexualidad humana. Eso es un hecho y ser consciente de ello es un gran paso, más bien el primero. Nuestros padres fueron educados quizá de una manera más rígida y al final hicieron lo que pudieron o supieron.

Nosotros tratamos de hacer igualmente lo que consideramos con nuestros hijos. Hay quien se aleja del modus operandi heredado y trata de hacerlo totalmente diferente. Hay quien sigue con ese modelo. Tampoco nos tenemos que obligar a ser diferentes, modernos o “padres bio”.

Ser consecuente y actuar con coherencia es siempre una buena opción que estaría bien tener en cuenta cuando hablamos de educación sexual. Al final de eso se trata. De predicar con el ejemplo. Ya sabemos que al final los niños hacen más lo que ven que lo que se les dice que hagan. FIN

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4 comentarios en «El punto de partida de la educación sexual»

  1. Hola May, todo muy bien esplicado y entendíble, yo afortunadamente con mis 65 años tengo una mente muy abierta desde siempre, no por la educación recibida por mis padres, pero tuve la suerte de conocer con 12 años a un gran amigo gay y ya entendí muchas cosas, a mi hija Eva con 8 años le explique como se hacían los niños, claro que ella me lo preguntó y yo no supe irme con rodeos, muchas gracias May, hace mucha falta educar a nuestros hijos en lo relacionado con la sexualidad,mejor saberlo por nosotros, ellos con cualquier duda sabrán a quien acudir, sin ninguna vergüenza, todo muy natural.

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    • Gracias Olga a ti por leerme.
      Efectivamente la educación sexual es para mi un tema muy importante, el cúal creo que poco a poco vamos normalizando en esta sociedad, aunque aún hay mucho por hacer al respecto. 🙂
      Me quedo con: mejor que lo sepan por nosotros, que comentas. Hoy en día hay mucha información pero falta educación!

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  2. Gràcies May! Qué importante ese trabajo de introspección para poder ver qué habríamos necesitado que fuera de otra manera…para las mujeres el sexo siempre ha estado tan enlazado a la culpa que no teníamos ni el permiso para tocarnos cuando empezábamos a descubrir nuestra sexualidad… qué necesario poder dar el permiso a nuestros hijos e hijas para vivir todo eso de manera más natural… muchas gracias por tu articulo! 🙂

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    • Gracias, Marta!
      Así es. La autoreflexion es muy importante para ver dónde nos situamos nosotras ante una realidad vivida para saber dónde queremos llegar y cómo nos gustaría hacerlo, ya sea educando a nuestros hij@s o viviéndonos como mujeres.
      Gracias por leerme.
      Abrazo

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