En la Acera de en Frente 10

Lesbiana

Cada vez que hablamos desde nuestra comunidad LGTB+, comenzamos con la L, que es la representación de la homosexualidad femenina o Lesbianismo.

La sexualidad se va construyendo junto con la identidad de género, asimilando las reglas que con respecto a la sexualidad se otorgan de manera diferente a hombres y mujeres. Por influencia judeo-cristiana (católica) se ve a la mujer en forma dual, la buena y la mala (María y Eva), y esto ha influido en el disfrute y placer sexual de las mujeres. Si las mujeres se apoderan de su sexualidad a través del autoconocimiento y autodeterminación, los cambios que esto genera pueden ser benéficos para ellas como para sus parejas.”

María Teresa Hurtado de Mendoza Zabalgoitia

En una sociedad estructurada principalmente de forma heteropatriacal , la visualización de lo femenino o mejor dicho invisibilidad de la mujer en lo social, ha hecho que la reivindicación lésbica sea por partida doble.

Origen del término Lesbiana:

La palabra lesbiana proviene de lesbio ‘natural de Lesbos’, por alusión a Safo de Mitilene (Poetisa que estaba a cargo de un grupo de mujeres jóvenes para su instrucción y diversión) o conocida como Safo de Lesbos (580 A.C.)

Los diferentes significados de lesbiana desde comienzos del siglo xx han impulsado a algunos historiadores a revisar las relaciones históricas entre mujeres antes de que el uso de la palabra tuviera mayoritariamente connotaciones eróticas. Discusiones entre historiadores han llevado a poner en duda todavía más aquello que puede denominarse como relación lésbica. Tal como han afirmado las feministas lésbicas, un componente sexual no es necesario para declararse lesbiana si sus principales y más estrechas relaciones son con mujeres. Cuando se consideran relaciones del pasado dentro de un contexto histórico adecuado, ha habido épocas en las que el amor y el sexo eran nociones separadas y no relacionadas. Además de las dificultades de esta cualificación, la sexualidad femenina, a menudo, no está representada de forma adecuada en textos y documentos. Hasta muy recientemente, mucho de lo que estaba documentado sobre la sexualidad femenina había sido escrito por varones, en el contexto de la comprensión masculina y relevante para las asociaciones de las mujeres con los varones, en su función de esposas, hijas o madres, por ejemplo. A menudo, las representaciones de la sexualidad femenina sugieren tendencias o ideas de forma poco precisa, dando a los historiadores pistas de lo extendidas y aceptadas que estaban las relaciones eróticas entre mujeres.

En la cultura patriarcal, el eje de la identidad asignada pasa por la definición de género, garantizando el predominio y las relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres. Lamentablemente el peso del machismo también ha influido en el colectivo LGTB+

Ser lesbiana en una cultura tan supramachista -capitalista – misógina- racista-homofóbica e imperialista, es un acto de resistencia, una resistencia que debe ser acogida a través del mundo por todas las fuerzas progresistas. […] La lesbiana, esa mujer ‘que ha tomado a otra mujer como amante’, ha logrado resistir el imperialismo del amo en esa esfera de su vida. La lesbiana ha descolonizado su cuerpo. Ella ha rechazado una vida de servidumbre que esta implícita en las relaciones heterosexistas/heterosexuales occidentales y ha aceptado el potencial de la mutualidad en una relación lésbica, no obstante, los papeles”.

Cherlyl Clarke (1947-presente)

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Es muy curioso cuando se toca el tema a lo largo de la historia sobre el lesbianismo, ya que no se ha documentado o no se ha querido documentar tanto en este proceso. Lo que si se conocen son las historias en Grecia Antigua “Safo” (el epónimo de Safismo = Lesbianismo) quien era una profesora, poetiza compuso poemas en los cuales expresaba su atracción sexual hacia otras mujeres, pero algunos escritos también la describen como una persona que mantuvo asimismo relaciones con hombres. En Oriente Medio (Mesopotamia) En el Código de Hammurabi existen indicios que señalan la presencia de mujeres con inclinaciones lésbicas. Se reconoce un tipo aparte de mujer llamada “salzikrum, (hija hombre). Poseía muchos más derechos hereditarios que mujeres comunes y, tal como una sacerdotisa, podía heredar gran parte de los bienes paternales, mientras que una mujer común no podía hacerlo. Esto podía ofrecer la posibilidad de que ella pudiese comenzar una familia con una o varias esposas.

En la Antigua China se ha tenido una cierta tolerancia hacia el l lesbianismo. Una de las razones más importantes es que las mujeres aportan el Ying (substancia o energía necesaria para el cuerpo), por lo que la idea de la masturbación femenina según este tren de pensamiento era la de un acto inofensivo. Algunos historiadores, como John Boswell, han descubierto ciertos elementos que denotan la existencia de relaciones homosexuales femeninas. Un ejemplo de esto figura en las palabras pronunciadas por Ying Shao, «Cuando dos mujeres se relacionan entre sí como marido y mujer, se denomina esa situación como dui shi’”.

La palabra mojinzi («espejos frotándose») se utilizó para describir las actividades lésbicas, tomando como idea a dos espejos frotándose uno contra el otro (o sea, formas similares sin protuberancias) representando a los órganos sexuales femeninos.

Se han encontrado también casos de la Corte en donde se realizaban casamientos grupales de lesbianas y las denominadas «Asociaciones de la Orquídea dorada», cuyas zonas más activas se hallaban en Shunte, Fanyu y Sajiao. La membresía para tal grupo era exclusivamente femenina y hubo miembros que vivieron en pareja durante toda su vida. Algunos miembros se casaban con hombres pero continuaban manteniendo relaciones lésbicas después del matrimonio, evitando los hogares junto a sus maridos lo máximo posible Y aquellas que eran forzadas a quedarse en sus casas con sus maridos, se suicidaban. 

Un detalle, estas agrupaciones sobrevivieron hasta el siglo XX e incluían ceremonias de casamiento e intercambio de presentes entre «esposa» y «marido». Dichas mujeres podían incluso adoptar niñas, que a su vez podían heredar de sus adoptantes.

La Edad Media no fue una nulidad en absoluto para el lesbianismo, en cuanto a leyes que le perseguían o castigaran.

Estudios recientes han cambiado nuestra la concepción que se pensaba, a pesar de que todavía es necesaria mucha más investigación. La primera ley civil que condenaba el lesbianismo fue el código de Orléans, el “Livres de jostice et de plet” (1260). La ley condenaba a los sodomitas masculinos a la pérdida de los testículos a la primera ofensa, del miembro en la segunda y a la quema en la hoguera a la tercera. La ley fue ampliada para incluir a las mujeres.Sin embargo, sería Cino da Pistoia quien en 1314, con la publicación de su Comentario, interpretaría por primera vez el derecho romano de forma condenatoria para el lesbianismo. Da Pistoia interpretó una oscura ley de Diocleciano y Maximiano, la Lex foedissiman de 287 d. C., que condenaba la prostitución y las mujeres libertinas, para condenar a las mujeres que tienen relaciones con otras mujeres. En 1400 Bartholomeo de Saliceto retoma esta interpretación de la Lex foedissiman para condenar el lesbianismo a la pena de muerte. Las Lecturas de Saliceto se convertirían en una referencia para toda Europa, cuya legislación se basaba en la romana, hasta el siglo XVIII.

En la Edad Moderna, luego de la conquista del continente americano, los pueblo originarios de este continente tenían una cosmovisión de la sexualidad, identidad y roles muy diferentes a los que se mantenían por sus colonizadores europeos, algunos relatos de la época lo reflejan:

El jesuita Pêro Correa escribe en 1551:

«Hay aquí muchas mujeres que realizan oficios de hombres y tienen otras mujeres con las que están casadas”

Pêro de Magalhães de Gândavo en 1576:

«Algunas indias de esta región juran y prometen castidad y así no se casan ni conocen hombre de ninguna calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todas las actividades de mujeres e imitan a los hombres y realizan sus oficios como si no fuesen mujeres. Traen el cabello cortado como los machos, van a la guerra y de cacería con arcos y flechas … y cada una tiene una mujer a su servicio y que le hace de comer como si estuviesen casadas.”

La Constitutio Criminalis Carolina de 1532, una de las pocas leyes europeas que condenaba el lesbianismo, tuvo una gran influencia en las legislaciones posteriores. Así llegamos a la época contemporánea, Hirschfeld nombraba en 1914 seis países europeos en los que la homosexualidad femenina era ilegal. Entre estos países se encontraban Suecia (desde 1864) y Finlandia (desde 1889), cuyas leyes contra la sodomía estaban redactadas de forma neutral. Las cifras de persecución eran mucho menores que las de los varones: en Suecia, entre 1880 y 1944, un 0,8 % de las personas juzgadas fueron condenas por lesbianismo y en Finlandia, entre 1894 y 1971, un 5 %. Dinamarca modificó sus leyes en 1933 para incluir a las mujeres en las leyes antihomosexuales, al igual que hizo Islandia en 1940.

En Noruega el lesbianismo nunca estuvo prohibido y a partir de 1854 dejó de perseguirse a mujeres por esta causa. Los países escandinavos fueron de los primeros en Europa en legalizar los actos homosexuales consentidos entre adultos a mediados del siglo XX: Dinamarca y las Islas Feroe en 1933, Islandia en 1940, Suecia en 1944; Finlandia en 1971 y Noruega en 1972, lo hicieron algo más tarde. La equiparación en la edad legal de consentimiento se hizo en los países nórdicos con un retraso de 30 a 40 años, respecto a la legalización de los actos sexuales entre adultos. Con la excepción de Noruega, estas legalizaciones se hicieron sin que el movimiento de liberación LGBT+ ejerciese mucha influencia política. Desde mediados del siglo XIX, Dinamarca ha sido la pionera y Copenhague el centro cultural de los homosexuales escandinavos.

En Francia, la homosexualidad femenina fue «capaz de evitar una condena moral seria» al mantenerse en privado y «habitando en las áreas prohibidas entre los límites éticos» de la sociedad, como hace notar Catherine van Casselaer. No es que pudiese librarse de la regulación social, ni de la censura homófoba, pero desde la Revolución Francesa se beneficiaba de una fuerte tradición de libertad individual. La relativamente escasa persecución de las lesbianas también se ha explicado como una consecuencia de la poca importancia dada culturalmente a la mujer y a la sexualidad femenina. En la década de 1970, lesbianas y gais se unieron en organizaciones como la Frente Homosexual de Acción Revolucionaria para luchar, entre otras cosas, por la equiparación de la edad de consentimiento sexual, la única ley discriminatoria que permanecía vigente en Francia.Las figuras importantes del feminismo y lesbianismo francés de la segunda mitad del siglo xx fueron Françoise d’Eaubonne, Colette, Simone de Beauvoir, Monique Wittig y Geneviève Pastre.

En Alemania Occidental, el movimiento LGBT+ moderno surge de la película Nicht der Homosexuelle ist pervers, sondern die Situation, in der er lebt (1971) de Rosa von Praunheim, tras la que se formaron, entre otros, el Homosexuelle Aktion Westberlin (HAW). El HAW formó en 1972 una sección de lesbianas, que en 1973 realizaron la primera manifestación de lesbianas del país, protestando por una serie de artículos en los periódicos que las difamaban. Los grupos lésbicos fueron creciendo en número y visibilidad y en la década de 1990 el movimiento estaba completamente articulado. Alemania es en la actualidad uno de los lugares más liberales y tolerantes del planeta, y las lesbianas están protegidas por leyes contra la discriminación.

Pero no hay que olvidar que Berlin tenía una vibrante cultura homosexual en la década de 1920, existiendo incluso un himno, Das lila Lied, que las lesbianas también percibían como propio. Había unos cincuenta clubs y bares para mujeres, que iban desde los grandes y lujosos cabarés y cafés, como el famoso «Eldorado», visitado por estrellas como Marlene Dietrich, o «Chez ma belle-soeur», pasando por los mixtos, con todo tipo de público, como el «Dorian Gray» en la Bülowstrasse, y populares como el «Club des amies», que realizaba fiestas tres veces por semana, hasta los más sórdidos, como el «Café Olala», al que también acudían varones travestidos, o el «Tavern», que tenía una habitación reservada para las damas. En 1928, un libro titulado Berlins lesbische Frauen («Las mujeres lésbicas de Berlín») de Ruth Margarete Roellig popularizó la capital alemana como centro de la cultura lésbica europea. Las fiestas y eventos eran publicados en diversas revistas, que funcionaban como vínculo de unión para la comunidad. También se produjo una auténtica explosión de la cultura lésbica como dan muestra artistas de la talla de Claire Waldoff, Jeanne Mammen, Christa Winsloe o Anna Elisabet Weirauch, autora de la trilogía Der Skorpion, la novela lésbica por excelencia de la época. La homosexualidad masculina estaba prohibida por el artículo 175, pero la policía de ciudades como Berlín y Hamburgo solía mirar hacia otro lado. La lucha por la eliminación del artículo permitió articular el primer movimiento homosexual, del que las mujeres, menos afectadas, formaron solo una parte marginal. Aun así, las mujeres del entorno del Comité Científico Humanitario realizaron una contribución notable a la lucha por la emancipación tanto de la mujer como de los y las homosexuales, pudiéndose mencionar a Theo Anna Sprüngli, la primera activista lesbiana de la historia, Johanna Elberskirchen y Emma (Külz-) Trosse.

En los últimos años hemos visto como La palabra «lesbiana» no existía en los medios hasta principios de los años setenta y se instituyó en 1975, durante la conferencia del Año Internacional de la Mujer, por influencia feminista. El periódico Excélsior informa en primera plana el 24 de julio:

«Defendían chicas de E.U. el homosexualismo

y más adelante precisa:

«Un grupo de escritoras mexicanas pidió a la Tribuna del Año Internacional de la Mujer que se trataran asuntos realmente trascendentes para que la Asamblea no se convirtiera, a base de temas banales, en un show«.

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La palabra Lesbianismo aparece luego en páginas interiores.

Como ya hemos hablado anteriormente el reconocimiento de las diversas identidades del colectivo LGTB+ han sido reivindicadas desde los acontecimientos de Stonewall y cada vez se ha dado un espacio, una letra para mostrar este abanico de concepciones de Identidad de género, sexo biológico, expresión de género y orientación sexual. Explicando las diferencias en las cuales jamás se ha apartado la heterosexualidad. Estamos tod@s invitad@s a ser únic@s, diferentes y divers@s. Ya que no hay nadie igual a ti, pero tod@s tenemos los mismos derechos a esta diversidad.

PD: Con Amor

Miquel Claudì-López

@miquelclaudilopez

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