¿Qué es el juego simbólico?
Es una actividad natural y espontánea en la que los niños escenifican una parte de la realidad de forma divertida y disfrutable, con el fin de poner en práctica conductas observadas en su entorno. Por ejemplo: Jugar a ser alguien, fingir que una caja es un auto, etc. Así, el niño, aprende nuevas maneras de percibir el mundo, el aprendizaje de habilidades y competencias sociales, la expresión de emociones y el proceso madurativo.
El juego es fundamental en todas las etapas del desarrollo de los niños debido a su incidencia en los aspectos cognitivo y emocional. Es el recurso natural que les permite desarrollar sus habilidades y formar una imagen del mundo exterior. El juego simbólico permite el desarrollo de la imaginación, imitando situaciones de la vida real, con el objetivo de obtener una visión más clara del mundo, estimulando sus habilidades sociales, su empatía y el uso del lenguaje.
¿A qué edad comienza? A partir de los dos años aparece el juego simbólico como proceso necesario del desarrollo de los niños. A través de la dramática del juego, el niño pone en marcha la creatividad e imaginación, el desarrollo del lenguaje, habilidades en general y la capacidad de vincularse con otros. Asimismo, el juego simbólico es la vía regia para la expresión y elaboración de conflictivas y duelos. En un comienzo, el niño se limita a reproducir actividades de la vida diaria de los adultos. A medida que su imaginación se va desarrollando, así como el lenguaje y su capacidad de representar situaciones, los niños son capaces de crear escenarios cada vez más complejos.
Más adelante, el juego simbólico pasa de ser una actividad individual a un proceso de socialización, logrando establecer, mediante el juego con otros, objetivos en común y reglas del juego. Es la forma en que los niños comienzan a poner en práctica lo que ven y viven en el mundo que los rodea.
A través de este, expresan y elaboran sus emociones y las situaciones que observan y experimentan. El juego de roles: Consiste en personificar y adjudicar roles a los personajes que forman parte de la historia que están creando. Imitan situaciones cotidianas para ellos, como forma de ir aprendiendo y comprendiendo los distintos roles que las personas de su entorno ocupan y sus conductas y estilo vincular.
De esta manera, también, nos muestran su vivencia con respecto al vínculo con su entorno. Beneficios del juego simbólico
• Incentiva la adquisición de nuevas conductas.
• Estimula el aprendizaje de competencias sociales y habilidades como la cooperación y el trabajo en equipo.
• Fomenta la creatividad y la imaginación.
• Ayuda a exteriorizar sentimientos y emociones como los miedos, la rabia, la angustia o la tristeza de un modo adecuado.
• Amplía el vocabulario.
• Facilita el conocimiento y dominio de su propio cuerpo.
• Estimula la curiosidad.
• Contribuye al conocimiento del entorno y del funcionamiento de las cosas.
Hoy en día, los niños juegan cada vez más a juegos virtuales o miran jugar a otras personas online. Este tipo de juegos no ofrece la posibilidad de la creación, de la construcción, de la imaginación.
Todo viene de alguna manera ya procesada o determinado, pronto para elegir opciones y diseños, personajes, ya establecidos, con trama también ya preestablecida.
A diferencia del juego simbólico que permite al niño crear según su imaginación los personajes, la historia, el desenlace de esta. Permite apelar a todo tipo de utensilios para armar la escena.
También, modificar tanto la historia, los personajes, como el escenario.
Él es el autor del juego.
Juguemos con ellos.
Como padres y educadores es nuestra responsabilidad incentivar esta actividad, con nuestra supervisión o participación.
Proponiendo nuevos personajes y contextos con los que se pueda identificar y situaciones nuevas para recrear, fomentamos e incentivamos este tipo de actividades y juegos para que nuestros niños desarrollen sus capacidades desde los primeros años de vida.
Infancia. ¡Aprender jugando!
¿Qué es el juego simbólico?
Es una actividad natural y espontánea en la que los niños escenifican una parte de la realidad de forma divertida y disfrutable, con el fin de poner en práctica conductas observadas en su entorno. Por ejemplo: Jugar a ser alguien, fingir que una caja es un auto, etc. Así, el niño, aprende nuevas maneras de percibir el mundo, el aprendizaje de habilidades y competencias sociales, la expresión de emociones y el proceso madurativo.
El juego es fundamental en todas las etapas del desarrollo de los niños debido a su incidencia en los aspectos cognitivo y emocional. Es el recurso natural que les permite desarrollar sus habilidades y formar una imagen del mundo exterior. El juego simbólico permite el desarrollo de la imaginación, imitando situaciones de la vida real, con el objetivo de obtener una visión más clara del mundo, estimulando sus habilidades sociales, su empatía y el uso del lenguaje.
¿A qué edad comienza? A partir de los dos años aparece el juego simbólico como proceso necesario del desarrollo de los niños. A través de la dramática del juego, el niño pone en marcha la creatividad e imaginación, el desarrollo del lenguaje, habilidades en general y la capacidad de vincularse con otros. Asimismo, el juego simbólico es la vía regia para la expresión y elaboración de conflictivas y duelos. En un comienzo, el niño se limita a reproducir actividades de la vida diaria de los adultos. A medida que su imaginación se va desarrollando, así como el lenguaje y su capacidad de representar situaciones, los niños son capaces de crear escenarios cada vez más complejos.
Más adelante, el juego simbólico pasa de ser una actividad individual a un proceso de socialización, logrando establecer, mediante el juego con otros, objetivos en común y reglas del juego. Es la forma en que los niños comienzan a poner en práctica lo que ven y viven en el mundo que los rodea.
A través de este, expresan y elaboran sus emociones y las situaciones que observan y experimentan. El juego de roles: Consiste en personificar y adjudicar roles a los personajes que forman parte de la historia que están creando. Imitan situaciones cotidianas para ellos, como forma de ir aprendiendo y comprendiendo los distintos roles que las personas de su entorno ocupan y sus conductas y estilo vincular.
De esta manera, también, nos muestran su vivencia con respecto al vínculo con su entorno. Beneficios del juego simbólico
• Incentiva la adquisición de nuevas conductas.
• Estimula el aprendizaje de competencias sociales y habilidades como la cooperación y el trabajo en equipo.
• Fomenta la creatividad y la imaginación.
• Ayuda a exteriorizar sentimientos y emociones como los miedos, la rabia, la angustia o la tristeza de un modo adecuado.
• Amplía el vocabulario.
• Facilita el conocimiento y dominio de su propio cuerpo.
• Estimula la curiosidad.
• Contribuye al conocimiento del entorno y del funcionamiento de las cosas.
Hoy en día, los niños juegan cada vez más a juegos virtuales o miran jugar a otras personas online. Este tipo de juegos no ofrece la posibilidad de la creación, de la construcción, de la imaginación.
Todo viene de alguna manera ya procesada o determinado, pronto para elegir opciones y diseños, personajes, ya establecidos, con trama también ya preestablecida.
A diferencia del juego simbólico que permite al niño crear según su imaginación los personajes, la historia, el desenlace de esta. Permite apelar a todo tipo de utensilios para armar la escena.
También, modificar tanto la historia, los personajes, como el escenario.
Él es el autor del juego.
Juguemos con ellos.
Como padres y educadores es nuestra responsabilidad incentivar esta actividad, con nuestra supervisión o participación.
Proponiendo nuevos personajes y contextos con los que se pueda identificar y situaciones nuevas para recrear, fomentamos e incentivamos este tipo de actividades y juegos para que nuestros niños desarrollen sus capacidades desde los primeros años de vida.
