MEDIO AMBIENTE Y NUESTRA SALUD MENTAL

A nivel mundial el ambiente ha sido, desde los albores de la psiquiatría, un factor fundamental en el estudio y la comprensión de las enfermedades mentales.

Se puede incluso señalar una evolución desde una concepción ambientalista genérica a una más actual, en la que el clima (la falta de luz natural en los países nórdicos), pero también otros factores físicos y químicos, tienen efectos en patologías afectivas y en enfermedades cerebrales.

La relación entre genoma y medio ambiente ha constituido tradicionalmente un tema central en la investigación del origen de los problemas de salud mental que nos pueden afectar a todos, de una u otra manera.

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En su aplicación a la psicopatología y a la salud mental, la ambiómica psiquiátrica se define como el conjunto de elementos no genéticos, cambiantes, que rodean al individuo y que junto con el genoma determinan su desarrollo.

Cada ser humano es una consecuencia de la interacción entre una dotación genética única y una serie de experiencias, también únicas y que pueden ser cambiantes, es decir, que no venimos predeterminados al mundo a padecer ninguna enfermedad mental, ni tampoco ninguna otra enfermedad compleja, si bien es cierto que el ser humano puede nacer con genes mutados que predisponen a padecer las enfermedades.

Cuando hablamos de salud ambiental, al menos en España y en relación con sus competencias dentro del sistema de salud general, se ha centrado la atención a los aspectos relativos a los riesgos ligados a la contaminación física, química o biológica del aire, el agua o la tierra.

Aunque los riesgos ambientales, como la calidad del aire, las temperaturas extremas, el ruido, el cambio climático y distintos tóxicos ambientales, pueden desempeñar un papel muy importante, difícilmente pueden ser identificados como elementos patógenos únicos.

Actualmente, se están abriendo distintas líneas de investigación, aunque de momento poco concluyente, que permitan, por un lado, entender mejor la enfermedad mental, y por otro, avanzar desde la salud ambiental “tradicional” a una que contemple los factores ambientales de tipo social abordando el concepto aún poco estudiado de “contaminación social”.

La salud mental es un componente esencial del bienestar personal; sin embargo, trastornos mentales como la depresión y la ansiedad afectan a más de una de cada seis personas en la Unión Europea, lo que conlleva aún problema personal y social elevado.

En los últimos años, una serie de estudios ha asociado la contaminación atmosférica con problemas de salud mental basándose en que los contaminantes del aire resultan tóxicos para el sistema nervioso central.

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También se ha argumentado que se dan más casos de alteraciones psiquiátricas en el medio urbano que en el rural, y que, en un país como China, con una gran aceleración hacia el desarrollo industrial que ha provocado una gran migración del medio rural al urbano, la carga de las enfermedades mentales se ha incrementado notablemente, a la par que las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, muy vinculadas estas a la calidad del aire.

La toxicidad de la contaminación atmosférica no está bien definida. En el caso de las partículas, se atribuye a su potencial efecto inflamatorio sistémico y de estrés oxidativo cerebral el mecanismo que podría afectar al sistema nervioso central y provocar cambios estructurales y funcionales, que a su vez podrían estar asociados con problemas mentales.

A todo esto, hay que añadir el coste económico que, según la organización para la cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), estima que los problemas de salud mental suponen a Europa un gasto de más de 600 mil millones de euros anuales, o más de 4% del producto interior bruto (PIB), de los que un tercio se destina a gastos sanitarios directos.

Encarni Bello

Enero 2022

Brillantes Sensaciones

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1 comentario en «MEDIO AMBIENTE Y NUESTRA SALUD MENTAL»

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