¿Qué NOS ENSEÑA LA MUERTE?

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La escritora Isabel Allende, desde que murió su hija, contó que después de haber vivido la experiencia de la enfermedad y muerte de Paula, le perdió el miedo para siempre:

“primero a la muerte, porque vi morir a mi hija en mis brazos, y me di cuenta de que la muerte es como un nuevo nacimiento, es una transición, un umbral, y le perdí el miedo en lo personal, ahora la veo con curiosidad y sin ningún temor”.

Se dio cuenta de que uno viene al mundo a perderlo todo. Mientras uno más vive, más pierde. Vas perdiendo primero a tus padres, a la gente a veces muy querida de tu alrededor, tus mascotas, los lugares y también tus propias facultades. No se puede vivir con temor, porque te hace imaginar lo que todavía no ha pasado y sufres el doble.

Hay que relajarse un poco, tratar de gozar de lo que tenemos y vivir el presente. El dolor es un síntoma de crecimiento y este crecimiento está encontrando resistencias, actitudes, ideas que necesitan ser cuestionadas y esto sucede tanto a nivel individual, como a nivel social y colectivo.

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Cuando hay un duelo, hay mucho dolor y muchas veces es traumático, pero detrás de ese dolor hay un aprendizaje y una conexión con nuestro ser. Si vivimos intensamente todo el dolor que sentimos a través de todas nuestras emociones y lo expresamos con el llanto, con la escritura, con la rabia, con la impotencia, con las ganas incluso de morir, con la negación, con la tristeza y las abrazamos hasta rendirnos al universo, Dios, la fuente… da igual el nombre, a esta energía superior que todo lo abarca, acabaremos haciendo alquimia de nuestros sentimientos y los transformaremos en amor hacia nosotros mismos y hacia este ser querido que ya no está físicamente con nosotros, pero que continúa viviendo dentro de nuestro corazón y continua su existencia en otra dimensión donde todo es infinitamente bello, porque de hecho es el regreso a nuestro hogar.

Personalmente, me gusta simbolizar a la muerte como un gran globo en forma de corazón ascendiendo hacia el cielo.

La muerte es un tema que la mayoría de las personas evita.

En general no se sienten tranquilos hablando sobre ella, pero sin duda esta experiencia nos enseña a valorar la vida y a vivirla.

Hablar de la muerte nos ayuda saber cómo tratar a los enfermos que tienen que afrontar su propio e inevitable final y acompañar a las personas que están viviendo esta experiencia.

Podemos aprender muchísimo de una persona que está sufriendo una enfermedad terminal, escuchándola y compartiendo sus lágrimas.

Ser conscientes de la muerte nos puede ayudar a evaluar nuestro propio estilo de vida a través de la gratitud y del amor.

Conectar con la gratitud y el amor nos ayuda a desconectar del dolor causado por la muerte y a no quedarnos anclados en la pena y en la tristeza. Debemos bajar la mente al corazón y empezar a aceptar que todo lo ocurrido es real, que no hay marcha atrás y tenemos que decir adiós a todo lo que echamos de menos, como el contacto físico, cariño, juego, apoyo, amor incondicional, comprensión, escucha, presencia, sonrisas, conversaciones…

Y dar las gracias por todo lo que nuestro ser querido nos ha aportado a nuestra vida mientras ha estado con nosotros y también agradecer todo el aprendizaje que nos está aportando desde su ausencia.

Amar es aceptar la perdida y dejar ir con libertad.

Gracias, gracias, gracias.

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2 comentarios en «¿Qué NOS ENSEÑA LA MUERTE?»

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