AMAR SIN APEARSE DE LA VIDA

Literatura, teorías, modelos, y demás construcciones para la descripción de un sentimiento como el Amor las encontramos por doquier. 

Pero: ¿cómo vive cada uno el Amor? ¿Desde dónde partimos? ¿Qué entendemos y qué sentimos cuando amamos? ¿Sentimos o pensamos? ¿Es algo corpóreo o espiritual? ¿A dónde nos lleva? ¿A dónde nos acerca? ¿Hay límites o los trascendemos? ¿Somos románticos? ¿Sentimos apego? ¿Pedimos permiso para amar? ¿Amamos a nuestra manera? 

Desde Publio Ovidio y su Ars amandi, pasando por Sigmund Freud hasta Erich Fromm y su Arte de amar, y tantos otros estudiosos, literatos, investigadores, antropólogos, sociólogos, y —últimamente— otras modernas tipologías de personajes, con más o menos profesionalidad en sus avales, y atreviéndose a postear cualquier clase de comentario cuando hablamos del AMOR… el abanico es hoy amplio y surtido respecto al tema. 

Fromm escribía estas frases que comparto, entre muchas otras, que no rescataré aquí: 

“La satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina. En una cultura en la cual esas cualidades son raras, también ha de ser rara la capacidad de amar. Quien no lo crea, que se pregunte a sí mismo a cuántas personas verdaderamente capaces de amar ha conocido.” 

AMAR SIN APEARSE DE LA VIDA 1

Y me atrevería a decir que no son palabras, las de Erich Fromm, que hoy en día, a pesar de pertenecer a otro siglo, se hayan quedado anticuadas. A veces, incluso, cobran en la sociedad actual un significado más potente. Que cada uno ama a su manera y vibra diferente es una obviedad. Que estamos impregnados culturalmente hablando de la coyuntura que nos tocó vivir, también. Que biológicamente hay valores que nos predisponen a vivirnos de una manera determinada y no otra, también. Pero que no es tan solo lo biológico y lo cultural, sino la propia BIOGRAFÍA la que hace que mis relaciones sean unas u otras, no es para todos tan evidente. 

La Empatía es necesaria y no todo el mundo dispone de ella. Ponerse literalmente en el lugar del otro y meterse en sus zapatos, es difícil tarea. Es esta, una capacidad extraordinaria y básica como terapeutas para entender el mundo del cliente. Sin ella, difícil establecer una relación terapéutica que pueda ser exitosa. No imponer, no adoctrinar, queremos recoger de dentro de la persona todo SU potencial; aquel que se puede hacer valer y realzarlo, darle su lugar en el proceso terapéutico. No se trata simplemente de sustituir patrones o “dar de baja” acciones y comportamientos disfuncionales. En el amor, hay fortaleza y debilidad, y ayudar a canalizar, a quitar capas, a desmembrar si hace falta conceptos y actitudes no es siempre una mera deconstrucción. Quizá se trate, en ocasiones, de reubicar, priorizar, jerarquizar u ordenar las mismas cosas de manera diferente, sin inventar nuevos modelos amorosos postmodernos, para que funcionen sin necesariamente desmoronar los cimientos, léase valores. 

En cualquier caso, nosotros somos facilitadores —dicho muy humanísticamente—, no arquitectos, y no considero que sea nuestra misión, “decidir las estructuras” de la casa de nadie. 

AMAR SIN APEARSE DE LA VIDA 2

En realidad, insisto, existen tantas maneras de entender el AMOR como personas. Hay tantas maneras de establecer vínculos como humanos en la capa de la tierra. Y cada persona conjuga el AMAR con sus propios verbos. No hay modelos perfectos, pero sí muchos modelos que lo pretenden y, por ende, personas detrás de ellos; más obsoletos, más trendy, más constantes en el tiempo o más fugaces y pasajeros. A cuál se acoge cada persona para vivir el amor, forma parte de su propia idiosincrasia, de cómo se ha creado su manera de ver la vida en general, de establecer relaciones, de construir significados, de relacionarse y vivirse. No quiero hacer dogma de mi manera de pensar, sentir o vivir el amor, ni es aquí la intención. Pero si abogo porque cada PERSONA pueda decidir libremente como AMAR a la vida, sin dañar al prójimo y sin dañarse a sí mismo. 

Yo conjugo el verbo amar como sigue: 

© Con la A de sin forzar, sin mal-tratar, sin juzgar, sin demandar, sin abarcar, sin aparentar, sin esperar, sin necesitar, sin acumular, y sin limitar. 

© Con la E de sin poseer, sin convencer, sin obedecer, sin pretender, sin merecer o sin desmerecer, sin desatender y sin detener, sin perder, y sin temer. 

© Y con la I de sin dirigir, sin exigir, sin mentir, sin insistir y sin pedir. 

En definitiva, AMAR sin apearse de la VIDA… Se me ocurren algunos ítems para las personas que se identifiquen con mi manera de amar, con mi manera de existir en el mundo, con mi manera de entender el AMOR. 

Ahí los dejo plasmados. 

Hagan uso de lo que les funcione, lo que les resulte agradable, lo que les transmita paz…y tiren a la papelera, por favor, lo que no encuentren que les beneficie.

AMAR SIN APEARSE DE LA VIDA 3

Mi decálogo para el “BUEN AMOR” 

  1. Ámate a ti mismo en tu singularidad, como el ser único e irrepetible que eres. Nadie, absolutamente nadie, es como tú, y ello te hace RICO. 

2. Ámate holísticamente, en tu enteridad: eres más que la suma de tus partes. Eres más que tus problemas. Ello te hace constituirte integrado, como un TODO que es capaz de ofrecer mejores respuestas a todos los niveles humanos. 

3. Ámate con tus fortalezas y tus fragilidades. Eres humano. Eres débil y fuerte a la vez. Ello te hace reconocerte en la vulnerabilidad y saberte resiliente. 

4. Ámate en relación con los demás. Porque tú eres en construcción con los otros. Te amas al amar la alteridad y te construyes gracias a esa interdependencia. Si te amo me amo, si me amo te amo. 

5. Ámate dando, siendo y sintiendo. Conjuga los verbos DAR, SER Y SENTIR. No se entrega esperando, no se es si no se da y no se siente si no se es. Ello te hará amar de manera auténtica. Pura. Sin filtros. 

6. Ama con pasión y creatividad, poniendo el alma en ello, en todo lo que realices. Embelésate, crea, y apasiónate por aquello que llevas a cabo. Solo así puedes amar más allá de los límites que tu propio pensamiento te pone. 

7. Ama con admiración. Perdemos la capacidad de admirar, la ganas de saber, la sed de conocimiento. La capacidad de ensamblar, construir y reconstruir bellos instantes que conforman nuestra vida cotidiana. Ama la vida. Expresa tu admiración. No es vergonzoso, es bello. 

8. Ama con compasión. Con sentimiento de identificación cuando el otro se duele. Con ternura, con cariño. Con sensibilidad ante tu sufrimiento y el dolor ajeno. Ama la debilidad del otro. Ama la imperfección, pues nada es perfecto. Ello te aliviará, te hará sentir bondadoso. 

9. Ama el Universo, el mundo que te rodea, la naturaleza. Parte de una cosmovisión que vaya más allá, que trascienda al ser humano. No somos únicos en este planeta. Ello te hará no poner límites a lo ilimitable. A ir más allá de las barreras físicas. A establecer conexiones AUTÉNTICAS fuera de las fronteras de lo corpóreo y a entrar en tu dimensión espiritual. ¿Hay algo acaso más ALMÁTICO que el amor bien entendido? 

10. Ama a tu manera. No hagas caso de ningún decálogo del buen amor, ni aceptes que te impongan un modelo. Apaga las intromisiones. Enciende tu corazón y mira adentro. Ello te hará ser LIBRE. 

Y no quería terminar este artículo sin introducir uno de mis textos favoritos a propósito del AMOR, que una vez leí y aún recuerdo: 

“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles… aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y la ciencia; y aunque mi fe fuese tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada”.

PABLO, Carta a los Corintios

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