Por si mañana muero, me gustaría hacerlo recordando aquel bonito día de abril, donde mi madre dio a luz y te reconocí como mi mejor amiga, con el mismo interés social, cultural, repleto de valores, con tus miedos, tus vergüenzas, tus aptitudes y tus formas de amar.
Por si mañana muero, me gustaría recodar, como mi padre me cogió en su regazo, con los ojos brillantes, seguramente de luz y lágrimas de amor.
Aterrado por la responsabilidad de esa nueva vida, de ese nuevo ser.
Por si mañana muero, quiero recordar de forma hermosa, cada una de las personas que me quisieron, arroparon, me regalaron sus risas para hacerme feliz y sus llantos para abrirme su corazón.
Por si muero mañana, recordaré con gratitud, cada uno de los golpes que sufrí, por no saber, por creer, por dar sin esperar, por querer ayudar, por entrar, sin saber como salir, por andar contra corriente, por atreverme, por todo, gracias.
Por si mañana muero, quiero recordar esos días intensos, infinitos, llenos de locura, ansia de más, esos por los que darías la propia vida, sin ser consciente del daño que ocasionarías a los demás.
Por si mañana muero, deseo quedarme con las buenas conversaciones, las que me han aproximado a la buena amistad, las que me han llenado de hormonas celestiales y te alientan a seguir, las conversaciones llenas de vibraciones positivas, esas conversaciones que me sanaron heridas y ayudaron a quererme.
Por si mañana muero, lamento cualquier mal interpretación, pido perdón a quién haya podido dañar, lastimar u obviar. Mi intención dista mil universos a cualquiera de esos verbos y, aun así, consciente de la imperfección humana, pongo mi corazón a la merced de quién hubiese podido ofender.
Por si mañana muero, solo pediría un deseo: irme con el buen sabor de boca de dejar en este mundo infinitos amigos, amigos sinceros a los que velaría desde lo más alto de mi nuevo mundo. Amigos a los que les concederé toda mi magia para que puedan tener hijos si no pueden, salud a quienes no la tengan, amor a quienes la soledad los enferme, luz a quienes necesiten sanar sus corazones.
Por si mañana muero, solo pido volver a ese recuerdo de abril del 69, con la esperanza que me ayude a saber dar a mis hijos, lo que aquel día mis padres me dieron; una vida linda, transparente, sin grandezas sociales, pero sí humanas, una vida llena de imperfecciones para poder pulirlas como buen artista con sus moldes, una vida con fuerza interior, una vida llena de desapegos conscientes y valentía superior.
Por si mañana muero, me gustaría regalarte amiga, un poco de amor propio, de tiempo para ti, regalarte formas de quererte para no seguir maltratándote, formas de pensar en colores vivos y brillantes para dejar en un cajón esos oscuros y negros momentos. Regalarte besos, abrazos llenos de cariño, caricias suaves como el terciopelo y locuras varias que te hagan sonreír.
Por si mañana muero, me gustaría agradecer al universo, la persona que puso a mi lado para cruzar este viaje llamado vida. Agradecer tanta bondad expresada para con mi persona, agradecer ese amor incondicional, esa libertad sin condiciones ni explicaciones, agradecer tenerlo sin el significado propio de posesión, sino tenerlo para sentirme arropada, recogida, protegida y querida.
Por si mañana muero, es importante que sepas amiga, que hermano es aquel que en el silencio te echa de menos, en la disputa te sigue queriendo, en la crueldad del camino te pide ayuda, sin condición sabida que puedas ofrecérsela, sin condiciones aparece y sin explicaciones desaparece.
Por si mañana muero, desearía amiga quererte, con todas tus heridas, con todas tus grandezas. Esas heridas, las lamería hasta secarlas como los animales con sus curas, esas grandezas, las aplaudiría llenando de alegrías mi mochila. Me alegraría de cada uno de tus éxitos mirando de imitarte y seguirte, celebrarte y enorgullecerme de ti.
Por si mañana muero, quiero sincerarme, amiga. Nunca te dije cuanto odié la vida, cuanto odié la muerte de mis seres queridos, cuanto me odié a mí misma por no entenderte o entenderme distinta a todo lo que se decía normal, cuanto odié no saciar mi hambre interior de los que muchos llaman pecado y yo le llamo sabor divino, cuanto odié no perdonarme por no hacer nada que no quisiera hacer o decir, cuanto odio no habértelo dicho antes, lo siento amiga.
Por si mañana muero, mi querida yo, no lamentes lo vivido, lamenta lo que te quedó por vivir, no lamentes tus errores, lamenta aquellos que no dieron fruto a favor de ti, no lamentes tu exceso de amor concedido, lamenta el que te quedó por concebir.
Mi querido YO, si mañana mueres, llévate todo lo aprendido en este viaje y sigue zurciendo este abrigo grande, hermoso, maravilloso llamado VIDA, para cuando se vuelva doloroso, tengas donde refugiarte y seguir disfrutando de él.
TE AMO MI QUERIDA AMIGA
Remei Capitan
