SOBRE KIM KI DUK, EL AMOR Y EL PASO DEL TIEMPO

Kim Ki Duk es mi tipo de director, el tipo que lleva sus personajes hasta los límites de la condición humana, pero un límite que está siempre protegido por la poesía, y por la puesta en escena de lo bello. Esto es difícil de conseguir, creo que pocos directores logran sortear esta delgada línea sin caer en el horror, en lo ordinario o en lo escatológico.

Duk logra explorar las profundidades de nuestra raza con sutileza, creatividad y mucha belleza argumentativa, fotográfica y sonora. En esta ocasión le llega el turno al amor y al paso del tiempo. Seh-hee cree que su novio Ji-woo se está cansando de ver el mismo rostro y de hacerle el amor al mismo cuerpo luego de dos años de relación. Esta idea se apodera de ella por completo tras un incidente en la cafetería donde Ji-wo es amable con dos chicas con las cuales intercambia tarjetas.

La furia de Seh-Hee se desata a tal punto de gritar y humillar a las chicas con las que había hablado antes Ji-Woo. El punto de no retorno ocurre cuando Ji-Woo no consigue hacerle el amor atribuyéndolo a su cansancio. Seh hee le pide que recuerde a una de las chicas del incidente de la cafetería y que imagine que es a ella a quien le hace el amor, lo cual funciona.

Sobre Kim ki Duk, el amor y el paso del tiempo 1

Al día siguiente, Seh-hee desaparece de su casa, de su trabajo y del mundo para someterse a una cirugía que va a cambiar la vida de estos personajes para siempre, una cirugía de transformación de rostro y cuerpo.

Es difícil no ver puesto allí en escena los miedos, las preocupaciones y los horrores de nuestra cotidianidad, esas situaciones que amenazan con arrasarlo todo y dejarnos sumidos en la desesperación, indefensión y tristeza, impulsos que acabarían por con nuestra salud mental.

Kim Ki Duk logra llevarnos hasta esa caverna oscura de la cual no volveremos siendo los mismos.

Por: Carlos Andrés Rojas

angra980@hotmail.com

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